3 ene 2010
Soy Movimiento por la Libertad de Expresión
Soy Movimiento 2010 es una iniciativa que arranca a raíz de la idea de tres blogs: Letras y Escenas, Soñadores de Libros y Perdidas Entre Páginas. Cada semana se posteará sobre una causa, intentando así concienciar al mundo de lo que está pasando. Así pues, esta semana -y sé que voy con retraso, lo siento- toca hablar de la Libertad de Expresión.
Para ver aquellos blogs que participan, haz click aquí.
La libertad de expresión es un derecho fundamental o un derecho humano, señalado en el artículo 19º de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, y las constituciones de los sistemas democráticos, también lo señalan. De ella deriva la libertad de imprenta también llamada libertad de prensa.
En el Artículo 19 de la "Declaración Universal de los Derechos Humanos", se lee:
"Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y de recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión."
La "Convención Americana sobre Derechos Humanos o Pacto de San José de Costa Rica" de 1969, en el Artículo 13. señala:
"Libertad de pensamiento y de expresión.
1. Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y de expresión. Este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideraciones de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección y gusto.
2. El ejercicio del derecho previsto en el inciso precedente no puede estar sujeto a previa censura, sino a responsabilidades ulteriores, las que deben estar expresamente fijadas por la ley y ser necesarias para asegurar:
a) El respeto a los derechos o la reputación de los demás.
b) La protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la moral públicas.
3. No se puede restringir el derecho de expresión por vías o medios indirectos, tales como el abuso de controles oficiales o particulares de papel para periódicos, de frecuencias radioeléctricas o de enseres y aparatos usados en la difusión de información o por otros medios encaminados a impedir la comunicación y la circulación de ideas y opiniones.
4. Los espectáculos públicos pueden ser sometidos por la ley a censura previa con el exclusivo objeto de regular el acceso a ellos para la protección moral de la infancia y la adolescencia, sin perjuicio de lo establecido en el inciso 2.
5. Estará prohibida por la ley toda propaganda en favor de la guerra y toda apología del odio nacional, racial o religioso que constituyan incitaciones a la violencia o cualquier otra acción ilegal similar contra cualquier persona o grupo de personas, por ningún motivo, inclusive los de raza, color, religión u origen nacional.
Y así pues, aquí va mi pequeño aporte:
Niño tenía diecinueve años, era estudiante universitario, y amaba su libertad. Le gustaba ir con sus amigos al cine, o pasear por el centro de la ciudad en busca de libros viejos; también le gustaba ir a los museos. Se trataba de un joven normal, quizá un tanto más apasionado que el resto, pero aún así noble y despierto. Me gustaría saber dónde está Niño, porque hace veinte años que fue a hacerme un recado y aún no regresa. Mi marido dice que es inútil que me preocupe ya, pero creo que me comprenderéis cuando os diga quién soy: Soy su madre.
Sé que Niño se hizo famoso y no por dejarme sola, sino por defender sus ideales frente a un grupo de tanques. El mundo entero lo vio allí parado, con las dos bolsas en las manos y frente a un gigante de hierro, acero y fuego a partes iguales. Una tras otras las televisiones internacionales se hicieron eco de la noticia. “El hombre del Tanque”. “El Rebelde Desconocido”. Diferentes nombres, apodos, etiquetas. Ése era Niño, mi hijo, y todavía no regresa.
“Retrocedan, den la vuelta y dejen de matar a mi gente” le grita al tanque, mientras se interpone una y otra vez en su camino.
Ah, sí, Niño fue siempre salvaje, pasional, idealista. Soñaba con un mundo dónde no se debiera mirar alrededor antes de expresar una opinión opositora al gobierno, dónde decir que te gusta el azul en vez del rojo no fuera un delito, dónde leer ciertos libros no desembocara en tener una bala en la nuca y ser enterrado en una fosa común como un criminal.
"¿Por qué están aquí? Mi ciudad es un caos por su culpa" exclama por última vez, antes de que un grupo se lo lleve a rastras hacia un lugar incierto.
Es la última imagen de mi hijo.
Niño no era malo, sólo un soñador. Murió creyendo que los buenos ganarían, como en los cuentos de hadas, sin darse cuenta de que fue él quién hizo el click, el giro de tuerca que necesitaba su país, el mundo, para darse cuenta de lo que realmente pasaba. Toda religión necesita un Dios, al igual que cualquier devoto necesita un mártir. La libertad necesitaba a mi hijo.
¿Lo has visto después de aquello? ¿Sabes que le pasó? ¿Qué hace? ¿Qué fue de él?
Yo tampoco, y nadie me dice nada.
Soy la madre de Niño, y llevo veinte años esperándole.
Este es un relato mío, pero basado en una historía real. Se trata de un hombre que en 1989 se enfrentó a los tanques de la República China para defender a su país, la libertad de expresión, y a los estudiantes que murieron en la Plaza de Tiang Meing el cuatro de Junio de ese año. Los estudiantes pedían una reforma de la Libertad de Expresión, así como otra económica y política. Condenaban el comunismo y defendían la democracia, erigiendo una estatua que conmemoraba a la Diosa de la Democracia. Fue esculpida por estudiante de Bellas Artes chinos.
Como el Gobierno seguía ignorando las peticiones del país, los estudiantes, así como varios intelectuales, formaron coalición participando en una huelga de hambre que duró semanas. Cuando el Ejército entró en la Plaza de Tian Meing para poner fin nadie se esperaba que abrieran fuego contra los manifestantes: tres mil estudiantes murieron en la redada, así como militares y civiles. Los instigadores de la protesta fueron apresados y condenados. En China, este hecho sigue siendo tabú.
Referente al chico del tanque, como muchos lo apodaron, nada se sabe de él. Su nombre, edad, o si era realmente un estudiante sigue siendo una incógnita. Algunas fuentes dicen que los civiles que salen en el vídeo llevándoselo eran militares disfrazados que más tarde lo fusilarían. Otros, que huyó hacia la China rural o a Taiwán. Sea como fuere, no se tiene noticias de él. Gracias a varios periodistas, este hecho, así como el muchacho, se convirtieron en todo un mito fuera de las fronteras de China y un icono en el frente de Democracia China. La imagen recorrió el mundo, así como el vídeo, y pronto se convirtió en uno de los hechos más influyentes del siglo XX.
Aquí os dejo el vídeo:
La primera vez que la vi me impactó tanto, que cuando supe de ésta propuesta inmediatamente pensé en él y hacer algo porque la gente no olvidara el hecho, porque hay gente que sigue luchando, hoy por hoy, por conservar algo tan rpeciado como su libertad.
Lo más probable es que fuera fusilado por expresar su opinión.
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