Antes de comenzar, tengo que aclararar que este es un resumen de los tres libros de siete en total que hay publicados hasta ahora. NO HAY SPOILERS, por lo que podéis leer tranquilos. Lo que sí os encontraréis será una pequeña introducción del primer libro y mi opinión de la serie en general. Sé que debería otorgarle su momento a cada uno de ellos en diferentes reseñas, pero es que me da mucha pereza, así que nada.
Enjoy!
Como ya sabemos todos (y el que no lo sepa es que se ha ido a Supervivientes), los vampiros -al igual que los góticos y los ángeles- están en pleno auge en la literatura juvenil. Después del boom de Stephenie Meyer, las novelas sobre nuestros amigos "dienteslargos" salieron a patadas de debajo de las piedras, lo que por ende significa que las editoriales aprovecharon dicha bomba para sacar tajada; eso nos lleva a tener un mercado literario donde de quince novelas sobre el género vampírico, diez de ellas son una auténtica mierda y cinco valen la pena.
Uno de esos cinco es Vampire Academy de Richelle Mead (Team Adrian! Por si no os acordáis XD).
Otro puede ser Vampiros de Morganville de Rachel Caine.
El tercero quizá la saga de Darren Shan de Darren Shan.
Un cuarto que por obligación es romántico, como La Hermandad de la Daga Negra de Ward entre otros.
Y el quinto... es la serie Chicagoland de Chloe Neill.
Imagina que un día te despiertas en tu casa. La alarma está sonando, y tú dispuesta para ir al instituto. Piensa en ese instante en el que después de remolonear en la cama, lanzar cien mil maldiciones por levantarte temprano y prepararte un desayuno a base de tostadas, enciendes la televisión solo para encontrarte a una mujer glamurosa frente a un micro, flanqueada por tres hombretones.
Ahora viene lo bueno: esta mujer guapa, atractiva, y embaucadora anuncia en ese momento casi orgásmico que sufres justo cuando te metes el primer bocado de tostada en la boca después de pasar siete horas sin probar nada, algo con lo que no soñabas ni cuando viste a Robert Pattinson en su papel de Edward Cullent: Los vampiros existen, y han salido del armario para hacerlo público. Tan público como que esa mujer es una de sus doce representantes (doce casas repartidas por EEUU) y está allí dispuesta a que humanos y vampiros coexistan en paz.
Tienes cuatro opciones:
a) ¿Dónde hay que firmar para formar parte del club?
b) Saltas corriendo hacia el teléfono para hablar urgentemente con Richelle Mead y preguntarle por el número de móvil de Adrian Ivashkov, asegurando que no debe esconderse ya del mundo.
c) Se te atraganta la tostada y vas a esconderte, ¡no vaya a ser que te muerdan!
d) Te vas tan tranquila a hacer tus cosas.
Nuestra historia comienza con alguien que ha elegido la opción D. Una chica llamada Merit Merit (sí, dos veces, porque su apellido es Merit, pero utiliza el apellido como nombre, por lo tanto, para mí es Merit Merit), estudiante de posgrado, antisocial por excelencia (a pesar de que pertenece a una de las familias más importantes de Chicago) y humilde rata de biblioteca, que pasea por los alrededores del Campus de la Universidad de Chicago de regreso a su casa.
Todos menos Merit Merit saben que pasear a medianoche, sola por el campus y encima después de saber que hay vampiros sueltos (niña mala, niña mala) es un camino de rosas directo al exprimidor colmilludo, claro que nuestra niña no teme nada... hasta que es atacada por uno. Cual zumo de tomate derramado, la sangre de Merit Merit se va por ese desgarramiento que el vampiro le ha hecho en el cuello, y su mundo se vuelve negro, tan solo un murmullo de voces masculinas que discuten y se disuelven dentro de ese mar de oscuridad al que nosotros llamamos inconsciencia.
Tres días de inconsciencia después, la vida de Merit ha cambiado:
2º- Pertenece a una de las doce casas vampíricas, Cadogan, conocida por beber sangre directamente de humanos (cosas que el resto de las casas no hacen, o niegan hacer)
3º- Está cabreadísima con su creador por no preguntarle si quería ser una chupasangre o bien morir en el intento de que un equipo médico la atendiese. Por no mencionar que ha sido expulsada de la Universidad, recibido amenazas anónimas, y que su abuelo es un alto grado policial que se encarga de los elemntos, digamos, sobrenaturales de la ciudad con ayuda de un cambiaformas (Jeff) y un hechicero expulsado de su orden (Catcher).
Cabreadísima, alteradísima y por ende, con una mala hostia que tumba, Merit aparece en la casa Cadogan con su mejor amiga de cabello azul (Mallory) para pedir explicaciones a su Maestro y creador, Ethan Sullivan, jefe de la casa Cadogan. Sin embargo, todo se vuelve complicado cuando un metro ochenta y cinco de perfectos músculos, elegancia suprema, ojos verdes y melena rubia se presenta como el susodicho Ethan. Sumando el estado "hormonas revolucionadas" a su ánimo de asesino en serie de vampiros, Merit se enfrenta a él sin dilación, en el más literal de los sentidos. Pese a demostrar valentía (y rebeldía) para con su casa y Maestro, poco o nada puede cambiar la nueva situación y su reciente estatus: Ella es un vampiro, que debe lealtad a Ethan teniendo que luchar junto a su nueva raza como Centinela de su casa (algo así como un guardián), sobretodo después de saber que ha habido ciertos asesinatos que se le atribuyen a los vampiros de la Casa Cadogan.
En el proceso de asimilar su nuevo "cambio", Merit deberá investigar crímenes, codearse con hechiceros o cambiaformas, hadas o ninfas; demostrar su lealtad hacia Cadogan pese a su eterna rebeldía, y, más que nada, resistir la tentación de matar e hincar el diente (a partes iguales) a Ethan Sullivan.
Pequeños humanos, bienvenidos a Chicagoland.
Presumiendo que solo añadiré un defecto más a mi numerosa lista de desvirtudes, haré alarde de mi escasa cultura musical usando una ¿mítica? frase de Enrique Iglesias para describir cómo me sentí leyendo estos libros: Es casi una experiencia religiosa.
Cuando comencé a leer el libro, me percaté un poco de que sigue la esencia de la saga Súccubo de Richelle Mead. Sí, sé que las comparaciones son odiosas, y que las aventuras de un súcubo no tiene nada que ver con las de un vampiro, pero en cuanto a planteamiento es prácticamente igual. Hay amor, pero este no es el eje central de la trama, es más, habrá ciertos momentos en lo que quizá se echa de menos, porque la historia se centra principalmente en resolver misterios, y en la evolución de Merit como vampiro.
Chicagoland nos introduce en un mundo dominado por los humanos, donde seres sobrenaturales vagan a sus anchas en clandestinidad, al menos hasta que el sector vampírico grita ¡sorpresa!, y hacen pública su existencia. Esta base les puede sonar a mucho (la saga Sookie Stackhouse (o como se escriba), por ejemplo), pero Chicagoland y la historia que cuenta son algo más que una simple copia barata o carnada de boom literario.
La trama se centra en Merit Merit, en su reciente pasado nerd de biblioteca que ha traspasado la frontera y ahora es una chica colmillos. Merit es contraproducente, como ciertos medicamentos: puedes tomarla cuando quieras, pero si estás con ella sobrepasando el límite de horario establecido, acaba metiéndote en líos y organizando una rebelión por su cuenta. Con ella estarán algunos vampiros, como Ethan, ese protagonista masculino que no puede faltar en ninguna saga, Celina, que es jefa de la casa Navarro, Morgan, segundo al mando de la casa Navarro y que forma el vértice del triángulo amoroso, o Lindsey, una borde de cuidado que se hará amiga de Merit después de que empiece a trabajar como Centinela (guardian de la casa) para los vampiros Cadogan.
Pero Chicagoland es más que un grupo de chupasangres dispuestos a resolver misterios. A través de sus páginas te toparás con hechiceros (como Catcher, un buenorro que tendrá algo más que palabras con Mallory), cambiaformas (un ejemplo claro será Jeff, amigo de Catcher y Merit) y humanos dispuestos tanto a derrotar como a ayudar a la nueva raza a resolver los enigmas.
En general, la historia es entretenida, aunque tiene ciertas partes que son algo repetitivas (como los entrenamientos de Merit), engancha y el ritmo es bueno. Los personajes, tanto los principales como los secundarios, tienen su encanto y se ve la evolución de cada uno de ellos cuanto mas avanzas en la historia. Pero sin duda lo mejor que tiene la serie es su protagonista.
Merit es genial, una mujer llena de fortaleza y sarcasmo que hará que las horas dedicadas a leer sus aventuras sean las más divertidas del día. Esta chica de cabello castaño, que siempre va en vaqueros y deportivas Puma, hará las delicias de todos cuando empiece a repartir caña a diestro y siniestro (y en todos los sentidos posibles. Abran vuestras mentes, señores). Te reirás cuando se meta con Ethan (que es un estirado sin remedio), o cuando coquetea con Morgan (este personaje no me gustó en absoluto, pero desde el principio), y qué decir de sus conversaciones con Mallory y su descaro cuando se trata de llamar la atención de su entrenador, Catcher. Escrito siempre en primera persona, descubrirás a medida que avanzas en la historia cómo Merit se deberá aclimatar a su nuevo ser, y las consecuencias que traerá consigo el saberse que es un vampiro.
También hay un tema que hará aparición estelar una y otra vez, y es la lealtad. Al ser convertida sin autorización y haber desafiado más de una vez al Liege Ethan (líder Ethan), la lealtad de Merit quedará en entredicho una y otra vez, por lo que debera hacer ver, no solo a Ethan, sino al resto de su casa, que ella luchará por y para ellos.
Destacar que en Chicagoland los vamprios, aunque glamurosos, guardan la esencia de lo que son. Beben sangre, pelean, y tienen un código de conducta y honor que siguen a rajatabla. Incluso el malo malísimo (que no voy a decir quién es) de la historia, tiene su propio código, por lo que hasta cierto punto es entendible su forma de actuar.
Como fallo admitiré que, aunque tiene misterio, si eres asiduo a leer historias de este tipo, donde hay que descubrir quién es el artifice del plan malvado, puedes llegar a saber quién está detrás de todo y chafarte un poco el final. Pero incluso ese fallito se perdona, pues la historia realmente vale la pena, y creo que se disfruta.
Nota:
En definitiva, Chicagoland trae consigo un puñado de vampiros dispuestos a hacerse un hueco entre los humanos. Acción, misterio y amor se mezclan con maestría bajo la pluma de Neill, haciendo que disfrutes de cada pelea, cada rompecabeza y, sobretodo, quedes perdidamente enamorada a Ethan Sullivan. Unos libros donde se vuelve al vampirismo tradicional, con un toque de glamour y cierto aire de conservadurismo.
Merit, querida, estoy encantada de conocerte.
Ethan, te veo en mi casa.
Chicagoland es una serie escrita por Chloe Neill (autora también de Firespell), y hasta ahora hay publicados tres libros, aunque ya se han confirmado que habrá siete en total.
- Some Girls Bite (2009)
- Friday Nights Bite (2009)
- Twite Bitten (Julio 2010)
- Hard Bitten (Mayo 2011)
- Sin título
- Sin título
- Sin título
Hasta donde yo sé, no hay previsto ninguna publicación en castellano de los libros, y es una
pena. Sigo sin entender porqué nos llegan libros que son auténtica literatura barata y libros como este se dejan de lado. Lo que sí sé es que su otra novela, Firespell. será publicada en el 2011 en castellano, aunque no recuerdo por cual editorial... mmmm... ¿ediciones B? No me acuerdo, tendré que investigar.
Y nada más por mi parte.
¡Nos leemos!
3 comentarios:
Me ha encantado la reseña!
Resumiré mi opinión sobre esta saga en una sola frase: LA ADORO!
Me alegra saber que cada vez más tiene el reconocimiento que se merece. Por cierto, una buenísima noticia, es que ya hay editorial que publicará en español la saga, y con suerte llegará a mi tierra, nada más ni nada menos que La Factoría de Ideas será la encargada de traérnosla. Ahora a estar pendiente ;)
Un abrazo.
YA lo estoy leyendo ^.^ me encantan tus reseñaas :D Una pregunta u.u Yo recien estoy empezando a hacer un blog http://www.strangeplaceofbooks.blogspot.com/
de reseñas y cosas asi, te gustaria enlasarme? :D es que necesito seguidores ;)
gracias
Me alegra que hallas leído esta serie es realmente buenísima, y aunque no es VA definitivamente tiene sus encantos.
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