¡Annyonghaseyo!
Y para los que no sepan coreano: ¡Hola!
Sí, sí, lo sé; he pasado unos cuantos días sin merodear por aquí, pero el ventilador de mi ordenador murió sin avisar -que mala educación- y no he podido conectarme hasta encontrar sustituto. Ley de Murphy, para qué decir más.
Hoy nos vamos a poner con un libro prestado al que le tenía muchísimas ganas. Desde que leí la sinopsis no paré de patalear y dar por saco -paciencia divina la de mis colegas ¡muac!- hasta que cayó en mis manos.
Sinopsis de Shashira:
Desde que sus padres murieron, Mario y Andrea Corsini han estado a cargo de la juguetería más emblemática de Venecia, y la única en el barrio... hasta ahora. Justo al otro lado del canal, apenas a unos metros de distancia separados por un hermoso puente abre sus puertas la maravillosa y singular juguetería de Gian Carlo Montalbano.
La Grotta della Fenice es un establecimiento hermoso y siniestro a partes iguales, y tras sus muros se esconde su tesoro más singular: Silvana Montalbano, cuya belleza es tan popular como sus frecuentes discusiones con Mario. Pero el mayor de los hermanos Corsini está dispuesto a todo con tal de desentrañar el misterio que envuelve a Montalbano y sus muñecas autómatas de fabricación propia.
El problema viene cuando Mario descubra cosas que jamás pensaba que existirían.
Desde el principio cogí este libro con muchísimas ganas. Primero porque me encantan las muñecas de una forma casi obsesiva -tengo una colección bastante extensa de porcelana y otras tantas de la marca Mariquita Pérez-, y segundo porque aún no había leído nada de la Venecia de principios del siglo XX, y reconozco que es una de las ciudades más interesantes de Italia.
Sin embargo, y a pesar de mi entusiasmo solo comparable a unas castañuelas en plena Feria de Abril, y mi omisión de esa portada tan KJHKJHKH a las que nos tiene acostumbrados Versátil; a pesar de reconocer su buen argumento y su excelente documentación de la cultura veneciana... el libro no engancha.
El argumento, como ya dije, me pareció bastante interesante sin ser original, pero queda en un segundo plano y desvirtuado por la mala elección de los personajes. En ciertos momentos -llámenme loca- me recordaba a Marina de Carlos Ruiz Zafón: El aire siniestro y gótico de Venecia, el misterio, las muñecas autómatas... sí, muchas pinceladas y guiños a la novela gótica de terror, pero ojo, este libro ni asusta ni nada. Es que quiere llegar, pero se queda lejos del objetivo. Las Eternas es simplemente el esbozo de un gran cuadro.
Tanto Silvana como Mario son personajes que no atrapan. Ni sus diálogos, ni sus personalidades anodinas; mucho menos su amor clandestino. Es como si la autora y yo viéramos los personajes desde una perspectiva totalmente diferente. Ella quiere unos personajes con vida, pasión, amor, tristeza. Pero se queda muy corta, no llega ni a la mitad.
Para mí, Mario es un personaje frío, huraño, meticuloso, y egocéntrico. Al ser el mayor de los hermanos Corsini, se siente responsable de Andrea y la juguetería, cargándose de responsabilidades y problemas varios, lo que no quiere decir que sea maduro. El primero de la lista, su enamoramiento por Silvana, el cual no me he creído en absoluto. De peleas y berrinches pasan a la obsesión extrema con la misma facilidad que yo babeo con Xabi Alonso en la televisión. Y luego de esa rapidez todo es lentitud, todo muy suave, muy puro, muy light. No he encontrado al italiano pasional y desesperado de amor que me describe la autora en todo momento. No me ha encajado, así como los diálogos entre ellos, ¿dónde está la química, el coqueteo, la insinuación? ¿enterrada bajo la mierda los canales?
Silvana es más de lo mismo, y digo esto porque es como Mario, pero en femenino. Sin carisma, sin apenas personalidad, la autora quiere crear una protagonista con luz propia pero no llega ni a vela de cumpleaños. Muy bonita, muy inteligente, pero hueca por dentro. Creo que no habría matrimonio más aburrido, exceptuando el de Flanders - ya sabéis, el "vecinito" de Los Simpsons-.
El ritmo es muy inconstante. El principio es aceptable, pero entra en escena Silvana y todo cambia, haciéndose cuesta arriba. ¿El final? Correcto, sin ser excepcional. Previsible en todas sus facetas.
Pero ojo, no todo es malo. Si hay algo que destaco de Las Eternas es su increible descripción de la cultura de Venecia. Si aún eres de los pocos desafortunados en no conocer esta ciudad, Victoria Álvarez te la presenta tal y como es, con sus banalidades, misterios e instrincados callejones. Especialmente me ha gustado el tema de las fiestas. Soy una friki de las culturas, y me encanta un libro que se muestre tan detallista. Ha sido una de las mejores elecciones de la autora para este libro. También me encantó que apareciera el libro de Frankenstein de Mary Shelley. Tengo especial predilección por la versión cinematográfica protagonizada por Robert de Niro y Helena Bonham-Carter, pero no nos desvíemos. En general los autores de JR no salen de las Bronte y Austen, y muchas veces me gustaría decirles, ¡ey, hay vida más allá de Heathcliff y Darcy, maldita sea! Así que sí, ha sido un cambio genial.
Las Eternas es un libro superficial en sus personajes y profundo en su documentación. Lento, repetitivo, y sin empatía. Con algo de misterio previsible, tintes de amor, y ciertas dosis de gótico. Con todo y sin nada. Autómata sin corazón, aunque con buena forma.
Nota:
Las Eternas fue publicado por Versátil el año pasado. Libro único, lo que es un animal en peligro de extinción. A la venta en todas las librerías españolas.
Y nada más por hoy.
¡Nos leemos!