27 dic 2009
N.P de Banana Yoshimoto
Me he llevado, prácticamente, dos días comiendo como una cerda: Primero Nochebuena, luego Navidad; un turrón por allí, que si helado por acá, ahora marisco, luego pavo, la sopa, galletas... a este paso Falete a mi lado parece Kate Moss. Pero dejando a un lado las fiestas en la que nos encontramos, el blog sigue su curso, así que tenemos para hoy nueva reseña, esta vez de literatura japonesa.
Sinopsis:
Kazami, una joven estudiosa de literatura, investiga el misterio que rodea al libro de cuentos, titulado N.P., de un escritor japonés, Sarao Takase, que escribía en inglés, vivió gran parte de su vida en Estados Unidos y se suicidó a los cuarenta y ocho años, dejando dos hijos, Saki y Otohiko. Poco a poco el lector va sintiendo la fascinación letal que ejerce la obra de Takase sobre quienes se acercan a estudiar N.P., en especial sobre sus traductores al japonés, uno de los cuales, Shoji, novio de Kazami, se quitó la vida después de traducir el relato número noventa y ocho.
En cuanto a Kazami conoce en una fiesta a los hijos del escritor, detecta inmediatamente una estela de locura en los ojos de esos hermanos. Otohiko advierte a Kazami de que otra joven, una auténtica «maniaca», obsesionada por el mismo libro, se cruzará, antes o después, en su camino. Así es como Kazami se ve envuelta en un inextricable laberinto del que nacerá un amor salvaje, desenfrenado.
Kazami es una chica de diecisiete años que mantiene una relación amorosa con Shoji, un traductor de novelas que le dobla la edad. Gracias a esta profesión, a Shoji le llega un manuscrito de un escritor japonés llamado Takase, y que ha quedado a medio traducir debido a que el propio autor y su ayudante se han suicidado. El manuscrito se llama N.P, pero es más conocido en los grupos literarios por el Cuento noventa y ocho. Cuando Shoji continúa el trabajo de Takase, conoce a los hijos de éste, Otohiko y Saki, ambos de la misma edad que Kazami, su amante, por lo que pronto entablan cordialidad.
Todo parece ir bien, pero cuanto más avanza Shoji en la traducción al japonés de la novela, peor se siente, hasta el punto de que decide suicidarse. Años más tarde, y ya recuperada del repentino fallecimiento de Shoji, Kazami, la amante que dejó atrás, es una estudiante de literatura inglesa que tiene en su poder el manuscrito a medio traducir de N.P, el cual estudia de vez en cuando. Un día de verano, Kazami se encuentra con Otohiko, el hijo del escritor Takase, lo que hace que la protagonista se vea envuelta en líos familiares, secretos ocultos y se deje hipnotizar por la magia, a veces bella, a veces maldita, del cuento númer noventa y ocho.
No me considero una experta en literatura japonesa, pero no hay que ser excesivamente inteligente para darse cuenta de lo mala que es esta novela. Tiene todas las típicas características de la cultura japonesa, y es cierto que se tratan temas muy interesantes y poco trillados por estos lares -que no por Asía- pero Yoshimoto lo hace de forma tan superficial que no le coges el gusto a la obra. Es como si quieres un Balantines con cola, y te sirven una Pepsi Light.
Para empezar, la sinopsis no le hace justicia a la obra: Se te plantea un amor pasional, incondicional, lo que te hace pensar: "Bueno, vamos a leerlo". Os aseguro, que no hay nada de amor en N.P, todo es fruto de la imaginación del encargado de la sinopsis y una obsesión casi maniaca por parte de uno de los personajes. Yo esperaba algo más estilo "Un grito de amor desde el centro del Mundo", y me encuentro con algo indescifrable, porque no tengo definición para el tipo de amor que plantea la autora. Ah, eso sí, yo los mandaría a todos a terapia con urgencia.
Y ahora pasemos a los personajes y la trama, que no tienen desperdicio alguno. Yoshimoto crea dos hermanos, Otohiko y Saki, que se han distanciado a causa de la relación del primero con Sui, una chica americano-japonesa que resulta ser la medio hermana de ambos: Por si no os ha quedado claro, es incesto. Y ya si de por sí no es de lo más extravagante el asunto, hay que añadir a Takase, el padre de los tres chicos, que tuvo durante años una relación amorosa con una de sus hijas, Sui, protagonista del Cuento número noventa y ocho. Doble incesto. A eso, súmale que Sui también fue amante de Shoji, el que había sido novio de Kazami. De todo el asunto, Kazami se entera en un muy corto período de tiempo, ¿cuál creéis que es su reacción? Pues un simple: "Oh, ¿en serio?" le sobra y basta para dar por zanjado las extrañas relaciones. Vale, puede que yo sea una mojigata, pero si a mí un amigo me dice que se acuesta con su madre, o su hermana, o lo que sea, ¡yo pongo el grito en el cielo!
Los personajes, como ya dije anteriormente, tienen todos los topicazos japoneses habidos y por haber. Por un lado tenemos a Kazami, que es la protagonista y encargada de relatarnos la historia. Es una chica bastante insípida, que con veintidós años se te presenta como muy liberal, pero oculta una tontería que ni Paris Hilton. Ella es la chachi-guay, la que se lleva bien con los tres hermanos, y no tiene intención alguna de enfadarse con ninguno, ni siquiera cuando la loca de Sui le ataca en plena calle y casi la deja inconsciente de un botellazo.
En este caso explícito, Kazami dice algo como: "Ey, ¿estás loca?" a lo que Sui le responde una idiotez y la otra, tonta empedernida, se lo traga y deja pasar el asunto. Yoshimoto deja ver que ella y Sui mantienen una relación lésbica, aunque, sicneramente, es tan superficial que si no fueran por las leves insinuaciones se tomaría como una malsana amistad entre chicas.
Saki es el personaje más pasable, y desde luego el más normalito. Ella no confía en Sui, aunque la soporta por su hermano Otohiko, y desea con toda su alma que se separen. Es muy amiga de Kazami, ya que trabajan juntas, y se desespera a menudo con el carácter pesimista de su hermano.
Otohiko es el único hombre "tangible" de la novela, ya que Shoji y Takase están muertos. Pesimista, de carácter frágil e inestable, Otohiko parece saber a la perfección que su relación con Sui está mal, pero no puede evitar permanecer al lado de ésta. La odia y desea a partes iguales, y aunque es muy desdichado, también tiene momentos felices a su lado, lo que le hace dar marcha atrás siempre que decide abandonarla. El relato N.P lo marcó para siempre, aunque quiera evitar parecerse a su padre, lleva todas las papeletas.
Y así llegamos a Sui, el personaje más variopinto de la novela. A Sui no hay quién la entienda. Ella quiere el texto de N.P que Kazami conserva de Shoji -ya sabéis, la traducción- y es por ello que un día la aborda de una manera un tanto original. Gracias a ello, se hacen amigas íntimas. Poco a poco, Sui le irá abriendo el corazón a Kazami, y ésta se dará cuenta de que bajo su locura hay mucha soledad, falta de cariño y rechazo, lo que ha creado que Sui sea una chica muy, muy, muy, muy inestable emocionalmente hablando. Ella está muy happy, y a los dos segundos desea emborracharse y tirarse por el balcón de un quinto.
Para ella es como si no existiera el equilibrio, el término medio: Es todo o nada. Tanto Sui como Otohiko, hablan repetidamente del suicidio, incluso de hacerlo juntos, así que os podéis hacer una idea del estado anímico de los personajes. Ha sido amante de su padre, hermano y pareja de Kazami, y la autora deja entrever que hay un leve "algo" entre ellas, pero para el caso, como si no lo hubiera.
Según me han comentado conocidos que han leído novelas de Yoshimoto y son más entendidos en la materia, ésta no es una de las mejores obras de la autora. Sí, lo admito, sé que estoy siendo muy dura con la novela, pero es que realmente no hay nada destacable en ella, ni siquiera las descripciones, que es los escritores japoneses suelen ser soberbias, llegan al nivel. Desde el momento que Kazami compara los ojos de Sui a ópalos vistos a través de un martini blanco, para mí el libros se fue a pique más veloz que el Titanic. Joder, ni que fuera una secuela de James Bond, le faltó decir eso de: "Mezclado no agitado".
Yoshimoto trata temas controvertidos en la novela, tales como la homosexualidad o el incesto. El fallo es que, en el caso de la homosexualidad no llega a tirarse a la piscina -al contrario que con el incesto- por lo que la historia de amor entre Kazami y Sui no te llena, ni cuaja, ni nada de nada. Me creo más que Papá Noel sea chino a que estás dos se líen decentemente.
Resumiendo: Si quieres una novela típicamente japonesa, con todos sus dramas, lloriqueos, pesimistos, tabúes y demás... bienvenido a N.P. Si lo que buscas es una historia de amor, yo que tú dejaría pasar el trren y, en fin, coge otro porque este no es el tuyo.
N.P fue publicado en España en 1994 bajo el sello de la editorial Busquets. Su precio es de 14.00 euros y nada más, porque book trailer no hay.
Ya me diréis qué os pareció si lo leéis. Quién sabe, quizá os guste más que a mí.
¡Nos leemos!
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7 comentarios:
te sere sincera.. no me apetece para nada leer este libro.aunque nunca se sabe.. tal vez un dia que no tenga en verdad nada que hacer me lo lea.:/
..Feliz navidad pasada... ^^
Odié este libro. Es asqueroso pensar que puedes estar con tu hermano, pero ya lo del padre es para pegarse un tiro
Nunca me llamó la atención la literatura japonesa, y esto todavía menos ^_^
Y a todo esto, ¿de qué se supone que trata el dichoso relato? xDD
Es superior a mí. Cualquier cosa que siquiera insinúe el incesto me resulta total y absolutamente VO-MI-TI-VA. AGGGGGGGGGGGGGHHHHHHHHHHHH
La verdad es que es un tanto traumático, pero como todo lo puse en la reseña, creo que no voy a añadir nada más XDD.
Barnsdale el relato numero 98 se supone que habla del incesto de Sui con su padre XDDD
Una palabra: Agh. >.<
Yo adoro a Banana Yoshimoto, y su literatura es algo que muchos occidentales no logran comprender.
He leido todas sus novelas menos ésta, que es difícil de encontrar en donde vivo. Tal vez si la leo concuerde con que es mala, pero para esos que dicen que nunca les ha llamado la atención la literatura japonesa y con esto menos... pff.. qué patéticos. Que por una reseña mala de una tipeja a la que no le gustó un libro, digan que nunca van a leer algo de literatura japonesa...
Lean, sean cultos.
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